Los latinos representan el 26% de la fuerza laboral del sector gastronómico actualmente.
La industria restaurantera en Estados Unidos, históricamente sostenida en gran parte por la mano de obra inmigrante, enfrenta una crisis sin precedentes. Las medidas y declaraciones del expresidente Donald Trump sobre la deportación de migrantes indocumentados han generado un clima de miedo y desconfianza que afecta a los negocios y a las comunidades latinas en estados clave como California, Texas y Florida.
De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales, los latinos representan el 26% de la fuerza laboral en la industria de alimentos y bebidas, desempeñándose principalmente como cocineros, meseros y personal de limpieza.
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No obstante, en los últimos meses, restaurantes de diversas ciudades han visto una notable reducción en su personal. Muchos trabajadores indocumentados han dejado de asistir a sus empleos por temor a redadas y deportaciones, mientras que incluso aquellos con estatus legal prefieren evitar salir de casa por miedo a ataques, ya sea de autoridades migratorias o de grupos radicales que los señalan injustamente.
La incertidumbre ha generado un impacto directo en la operación de los restaurantes, con algunos empresarios denunciando problemas para encontrar personal calificado y un descenso en la afluencia de clientes latinos, quienes también se sienten amenazados.
Organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes han hecho un llamado a la protección de estos trabajadores esenciales y al reconocimiento de su papel fundamental en la economía estadounidense.
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