Una alta cantidad de quejas fueron reportadas en las redes sociales, por las altas demoras y pérdidas de pedidos, entre otros inconvenientes que generaron molestias en cientos de clientes de las principales ciudades del país, que esperaban compartir una experiencia gastronómica con sus madres.
El reclamo que mayor eco ha tenido, por su alta influencia, es la de Tulio Zuloaga, quien desde su blog y sus redes sociales manifestó que «los restaurantes solo tenían en la cabeza facturar y olvidaron lo principal: las mamás».
En su publicación, agregó: «Demostramos que no estamos listos para afrontar el reto de servir experiencias a domicilio. Se llegó el día de la madre y en vez de habernos preparado con una medida logística para asegurar una bonita experiencia, nos dedicamos a despachar comida desaforadamente tratando de recuperar, en un día, las ventas perdidas de todo un mes».
No se puede desconocer que una parte del sector no dio abasto para atender la alta demanda de esta ocasión especial, pero también es cierto que muchos establecimientos sí se prepararon, crearon campañas de expectativa, incentivaron la toma de pedidos con anticipación, y programaron el envío de anchetas o productos prelistos para preparar en casa.
La experiencia de los usuarios, en estos casos, fue satisfactoria. También muchos restaurantes, por iniciativa propia, cerraron sus comandas, incluso antes del domingo, justamente con el propósito de cumplir a sus clientes. Los restaurantes sí tuvieron la intensión de hacer las cosas de la mejor manera posible en medio de esta crítica situación.
Buena parte de los problemas y deficiencias en el servicio tienen un mayor trasfondo que lo expresado por el influenciador. Como lo manifiesta la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica – Acodrés – , estas situaciones se presentaron porque solo el 18% de los negocios pudo atender la demanda de todo el país. «La mejor respuesta la logramos con empresas con domiciliarios propios, mientras que las mayores fallas se presentaron vía plataformas», explica el gremio.
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Al cierre del día, se registró el 20% de las ventas alcanzadas el año pasado. «Las malas prácticas de las plataformas reabren el debate sobre su regulación y las garantías de trabajo digno para los domiciliarios: demoras en la entrega, pedidos que nunca llegaron y desagradables denuncias de violaciones a los protocolos de bioseguridad, resultan de la falta de control sobre domiciliarios y la precariedad de sus condiciones laborales», señala Acodrés.
Es inevitable desconocer que hubo errores. Es necesario reconocer que, probablemente, faltó planeación y organización por parte de algunos establecimientos frente a su operación para este día. Claramente, quedarán muchos aprendizajes para repensarse y avanzar, y en eso estamos de acuerdo con Zuloaga.
Pero, ¿por qué poner el punto final ahí? ¿ Es justo que por una versión parcializada y emocional sobre la realidad de los restaurantes, sus más de 1.750.000 seguidores pudieron llevarse tales impresiones del sector gastronómico?
Porque lo que a Tulio le faltó por decir es que estamos en medio de una pandemia, en una situación atípica que ha retado a todos los empresarios, no solo a los gastronómicos.
Lo que Tulio obvió es que las plataformas domiciliarias, uno de los eslabones más importantes de la industria gastronómica, hoy por hoy, no tuvieron la capacidad logística de atender una demanda que, como ellas mismas han manifestado, se incrementó en más de un 150%.
Lo que Tulio omitió es que muchos consumidores, a sabiendas que es un día ultra exigente y retador para la industria gastronómica, con mayor razón en el contexto actual, no anticiparon sus pedidos y pensaron que la entrega sería como en un domingo cualquiera.
Lo que no tuvo en cuenta Tulio es que en algunas ciudades hubo Ley Seca, y se implementaron retenes que retardaron las entregas. Que en las porterías de las urbanizaciones los domiciliarios tuvieron que afrontar largas esperas mientras los comensales bajaban a recibir el pedido.
Claro, Tulio. Es importante exigirle al restaurante que planee mejor su operación en estas ocasiones, pero ¿no debería exigirse lo mismo a las plataformas? ¿Era necesario opinar desde lo negativo, cuando lo que necesitamos hoy, más que nunca, es solidaridad, comprensión y empatía? ¿Era necesario manifestar que el colapso se desató porque los restaurantes, en su ánimo de vender, pusieron en las manos de un «jovencito» las entregas?
Aunque manifestaste tu interés en no generalizar, tu mensaje caló e hirió.¿Qué pretendiste al juzgar y echarle toda la responsabilidad a los empresarios y empleados de la gastronomía, que con nervios de acero, se levantaron ese día con esperanza, a trabajar con la misma pasión de siempre y con la ilusión de tener un pequeño respiro económico en medio de su más profunda crisis?
Más que tu «desmadre» o tu «descache», queremos sí resaltar el esfuerzo y la dedicación de todos aquellos restauradores y pasteleros que, en medio de esta nueva realidad, sacaron a relucir su tenacidad, sus deseos de salir a flote y no dejar desamparadas a las familias que dependen de sus negocios. Aquellos héroes que lograron alegrar con sus propuestas las mesas de muchos hogares colombianos, porque también fueron muchas las madres que sí pudieron disfrutar de un día memorable.
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